Hay una gracia en estar muy cerca, tomándole de la mano a alguien a quien amas mientras hace su transición fuera de este mundo. Es en este instante cuando toma su último aliento y exhala su último suspiro. Hay una sensación sagrada, increíble en el espacio, donde el velo entre dos mundos se abre. Estamos tan desprevenidos y sin entrenamiento en cómo lidiar con la muerte que a veces surge una respuesta de pánico. "¡Está muerto!" Sabíamos que iba a morir, así que estar muerto no es una sorpresa. No es un problema a resolver. Es muy triste, pero no es causa de pánico. Si acaso, su muerte es motivo para respirar profundo, detenerse y estar realmente presente en lo que está sucediendo. Si estás en casa, tal vez saca la tetera y prepara una taza de té. Vuelve a entrar en la habitación y siéntate en cualquier lugar. Solo hazte presente en la experiencia del momento y contempla a tu ser amado. ¿Qué está pasando para ti? ¿Qué podría estar pasando para quien ha trascendido? ¿Qué otra...
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